Eliseo Capel – compositor en UBÚ REY y UBÚ ENCADENADO
¿UBÚ es también UBÚ Músico?
Pues sí.
Solo que no sabe música…
Es un gran impostor, por tanto ¡no debería sorprendernos otra de sus imposturas!
Gracias a la libertad creativa que me permitió Antonio Valls (Director de los dos montajes de UBÚ en su TOTART: Academia de Artes Escénicas) para UBÚ Rey, donde hay golpes de estado, matanzas, revueltas y atrocidades en su lucha por el poder, me pareció divertido ponerme a la par con UBÚ y hacer una sátira musical : empleé el himno francés y el inglés, haciendo pomposas citas musicales al poder mas rancio. Pero a UBÚ le compuse un tema fresco, ágil y divertido, liviano y juguetón como su espíritu infantil.
También me pareció necesario caracterizar tanta acción frenética y caricaturesca con una música que evocase a los dibujos animados. Por todo ello, me decidí por emplear una orquesta sinfónica (sampleada) con partituras que pudiera ejecutar una orquesta valenciana (proyecto que no cuajó por motivos de tiempo).
UBÚ Rey incluía también citas musicales de obras clásicas y no tan clásicas, despejando dudas del afán depredador y desvergonzado de Padre UBÚ.
Para UBÚ ENCADENADO, a pesar de ser una “secuela” era evidente que necesitaba un giro de 180° en la propuesta musical.
Aquí UBÚ ya no ansía el poder, ¡si no que pretende ser el esclavo de todos! Esta corrosiva obra reflexiona sobre la libertad y lo imaginaria que puede llegar a ser sin que lo sepamos.
Para esta ocasión buscaba un lenguaje musical distinto. Por eso compuse una música con el carácter de los músicos ambulantes (UBÚ circula como siempre por gran variedad de parajes y peripecias) con un carácter desenfadado y casi circense. Pensé en la música de los zíngaros errantes, judíos y gitanos del este de europa, con una tradición fabulosa, llamada música Klezmer. Salió, así, un tema para UBÚ que como el resto de la obra, es interpretado exclusivamente por un violín, acordeón, clarinete, guitarra y contrabajo. 5 instrumentos. Lo cual le dio un aire muy de café teatro que -quiero pensar- hubiera agradado al maestro Alfred Jarry, verdadero padre (y “otro yo”) de UBÚ.
